viernes, 16 de noviembre de 2012

Perlas en campaña: *atiar


A quien se le concede un micrófono, le es encomendada, por añadidura y de forma inherente, una responsabilidad sociolingüística. Sin embargo, oyendo lo que ya empieza a oírse en esta temprana campaña electoral, cualquiera diría que quien ase un micrófono lo hace como quien agarra una bacía u orinal, pues al pronto y de pronto comienza a escupir en él indiscriminadamente toda suerte de expresiones incorrectas, giros agramaticales o estrambóticos palabros.

Cualquiera tiene los dos dedos suficientes de frente como para manejar con cuidado unas tijeras, unas tenazas, una sierra... No obstante, cuando lo que se maneja es un micrófono, el grado de irresponsabilidad en su uso puede llegar a ser mayúsculo. Hay, inevitablemente, un modelo de habla en todo orador, y este ha de estar a la altura, es decir, su lengua ha de ser modélica. Sin excusas tanto en las coberturas periodísticas de la campaña electoral como en los preparadísimos discursos electorales de los políticos, pues la espontaneidad característica de la oralidad lingüística —ya puede uno usar sin reservas el sustantivo abstracto "oralidad", incluido en el avance de la vigésima tercera edición del DRAE— apenas si es una máscara de sí misma en este tipo de textos.

Por ejemplo, va cundiendo entre la descastada casta política —también entre los periodistas— la irracional creencia en que las palabras son tanto más hermosas cuanto tanto o más polisílabas son —ellos dirían *polisilábicas. Así, se prefiere decir tensionar a tensar o racionalizar a razonar. La diferencia —que no diferenciación— entre el primer par de voces es puramente estética; más grave resulta la diferencia entre el segundo par, pues racionalizar no es exactamente lo mismo que razonar. Y por ese camino, llegamos al error absoluto de, por ejemplo *posturar, palabro inexistente con el que algún periodista ha pretendido recientemente significar 'adoptar una postura' o incluso 'posicionar'. O al de *atiar, catalanismo con que anteayer un periodista de la cadena SER enterraba la voz castellana atizar. No sé, acaso por este error todavía estemos a tiempo de recuperar el verbo, ya anticuado, atear.