sábado, 8 de octubre de 2022

Correcogiendo, que es gerundio

Entre ayer y hoy, está teniendo lugar en Lloret de Mar el I Congreso Mundial de Plogging, un movimiento que vincula la práctica deportiva con la recogida de residuos en el entorno natural.

Y como ya se sabe que cuando el Pisuerga pasa por Valladolid es cuestión de aprovecharse, pongamos de manifiesto que el acontecimiento congresístico ha coincidido con la explicación, en las clases de caste de 2.º de bachillerato, de los préstamos lingüísticos, esos elementos, generalmente léxicos, que un idioma (el castellano, en nuestro caso) toma de otras lenguas: plogging, sin ir más lejos. Se trata del enésimo anglicismo sufijado con -ing que hemos incorporado como xenismo a nuestro idioma.

No es usual que un sufijo extranjero se incorpore al sistema morfológico del español; pero el morfema -ing nos resulta tan sumamente familiar que hemos empezado a utilizarlo espontáneamente en la creación de nuevas palabras híbridas con significado de acción. Así, por ejemplo, sobre la base de puente, hemos derivado puenting, voz que ha sido incluida en el DLE, a pesar de que la propia RAE prefiere el término puentismo, que, sin embargo, no figura en el diccionario académico.

No es la única palabra híbrida: en ciertos programas televisivos de telerrealidad (esos a los que aludimos mediante otro xenismo: reality shows), tarde o temprano salta el escándalo con algún edredoning. Y aquí, en Lloret de Mar, somos menos ajenos de lo que quisiéramos a la infame práctica del balconing por parte de algún que otro trastocado turista.

Antidumping, camping, casting, catering..., wind surfing: hasta veintitrés xenismos con la sufijación -ing se incluyen en el diccionario académico. Y son legión los que no se incluyen y, sin embargo, usamos: bullying, crowdfunding, rentig, running... La lucha por la adaptación de estos extranjerismos crudos corre diversa suerte. Así, mientras que cáterin y campin apenas despiertan interés frente a catering y camping, pudin (o pudín) y mitin parecen estar ganándoles la partida a los respectivos pudding y meeting. Por su parte, en el terreno de los calcos por traducción, mercadotecnia se ha ido haciendo poco a poco un huequecito al lado de marketing, de la misma forma que micromecenazgo parece estar labrándoselo junto a crowdfunding.

¿Y con plogging? ¿Qué pasará? Es posible que este anglicismo crudo perviva mientras lo haga la actividad a la que da nombre, lo cual, tal como hemos ido dejando el planeta, pinta que va para rato. No obstante, siguiendo el modelo de plogging, que une el sueco plocka upp 'recoger' con el inglés jogging (que vino a sustituir hace tiempo a footing) 'correr', en castellano se documenta ya el empleo de correcoger, acrónimo compuesto de los verbos correr y recoger. La pugna terminológica, pues, está servida. He de confesar que a mí me gusta mucho el neologismo castellano, en gran parte por la íntima adecuación fonética entre el final de un verbo y el principio del otro, la cual aparentemente difumina la frontera entre ambos. En su contra juega quizás el hecho de que pueda ser malinterpretado como un derivado del verbo recoger prefijado con el alomorfo co-. Aun así, yo, que soy mucho de añadir la muletilla «que es gerundio», no me veo perpetrando un extrañísimo «jogginguiendo, que es gerundio»; pero sí un estupendísimo y arengador «correcogiendo, que es gerundio».


NOTA 1: Los términos no adaptados han de resaltarse en la escritura; no así los adaptados.Si estos últimos aparecen en cursiva aquí es por tratarse de un uso metalingüístico.

NOTA 2: Esta entrada ha sido publicada simultáneamente aquí y en De casta, llano.

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