
El anciano esperaba en vano a su idolatrado nieto en la taberna de la esquina. Conversaba con los vecinos de siempre sobre los temas de siempre y bebía ya su tercer vino.
Mientras tanto, el joven no entendía dónde carajo se había metido su abuelo. Hacía ya más de una hora que la azulada luz de la pantalla de su portátil se reflejaba en su ensimismado rostro. Y, a cada instante que transcurría, le parecía más extraño que aquel viejo, a quien tanto quería, hubiese insistido en quedar con él para chatear.
Mientras tanto, el joven no entendía dónde carajo se había metido su abuelo. Hacía ya más de una hora que la azulada luz de la pantalla de su portátil se reflejaba en su ensimismado rostro. Y, a cada instante que transcurría, le parecía más extraño que aquel viejo, a quien tanto quería, hubiese insistido en quedar con él para chatear.
Estupendo relato, felicidades.
ResponderEliminarYo todavía me acuerdo cuando "movil" significaba artilugio colgante movido por el viento o algo así.
¡Ay Dios! que ya noto la diferencia generacional.
Un saludo
Me voy con el abuelo, seguro que tengo más que hablar y más a gusto. El chat supone una simplificación absoluta de la comunicación. Predomina la función fática. Estoy aquí. Tú estás allí. Qué bien que estemos juntos. Deu que viene mi padre. Poco que decir. Prefiero las historias de los borrachos que al menos tenían sintaxis y a veces, con un poco de suerte, de poesía. Pero el futuro es del nieto, pero me da igual. Sigo con el abuelo.
ResponderEliminarMERCEDES, aunque la diferencia generacional puede con todos nosotros (es ley de vida), por suerte y aunque nos parezca mentira, "móvil" todavía significa lo que apuntas. Se los ponemos a nuestros hijos sobre la cuna para que mezan sus sueños; luego, un buen día de preescolar, fabrican el propio en clase de manualidades; y quién sabe si en el futuro no serán émulos de Alexander Calder.
ResponderEliminarJOSELU, sabia elección. Paso a recoger al nieto y nos vemos en la tasca de la esquina.
Conversar, el cara a cara es divino, un aprendizaje total de la existencia, lo que dudo mucho que chatear sea una realidad, más bien un engaño.
ResponderEliminarMe voy de copas con su abuelito, seguro siempre tendré algo para recordar.
Un beso
Jajajaja, es buenísimo. Ha merecido la pena poder entrar...
ResponderEliminarSe me ha quedado enganchado como siempre, pero lo he dejado estar, y al rato...Estoy aquí.
Un beso de celebración por poder estar en tu casa.
ASHIA, todos nos estamos yendo con el abuelo. Y el dueño de la tasca, contentísimo, claro.
ResponderEliminarNo obstante, yo sí creo que los chats sean una realidad; de calibre muy distinto al de una buena charla, por supuesto. Puedo entender que, entre amigos separados por kilómetros de distancia, compita con el teléfono (no sólo por cuestiones económicas); ahora bien, me resulta difícili entender que sea tan prolífero que desbanque al encuentro conversacional con los de nuestro entorno. Me deja atónito la cantidad de horas que mis alumnos de secundaria dedican a las ciberpláticas en vez de bajar al parque a orearse mientras se charla.
Besos.
SAK, ¡cómo me alegra leer tus risas de nuevo! Ya sabes que mi casa es tu casa, "si es que hay casas de alguien".
ResponderEliminarTengo pendiente llamarte o escribirte un c. e. ¡Como no chateo!...
Muchos besos
Juanjo, ¿qué tal? Un juego de palabras muy interesante. Supongo que yo también me iría con el abuelo, mucho más cercano, pero encuentro que la conversación vía chat, pese a todos los inconvenientes que tiene, te permite pensar más las cosas que quieres decir y la forma para decirlas, quizás con retórica que normalmente no sale a la luz durante una conversación cara a cara. Aunque con el chat te estás exponiendo más a malinterpretaciones, por no poder conocer bien el tono y los gestos faciales de aquello que escribimos...
ResponderEliminarEn fin, que he abierto un blog, después de cerrar otros que he ido teniendo, que ya hacía tiempo que tenía ganas de volver a escribir por aquí. Y con ilusión de haber encontrado el tuyo, ¡no sé cómo! Por cierto, soy Júlia.
Hola Juanjo, es cierto esto que dices. Llámame romántica del papel, pero cuando joven, hace una década, disfrutaba escribiendo cartas de mi puño y letra, con su dirección, su bonito sello, aquel regusto amargo de la pega, la ilusión de desplazarse al buzón de correo, la espera en respuesta, jajaja etc, etc.
ResponderEliminarAsumiendo que eso está demodé, los correos electrónicos son un buen sustituto, sobre todo cuando la distancia está de por medio. Pero nada comparable al placer de una charla entre amigos, allá las risas no necesitan transcripción, ni las miradas, ni los gestos.
El porqué a los chavales les encanta chatear y escribir en clave, algo que para nada mejora su ortografía y su gramática, es producto del aislamiento social, del trabajo, de la desconfianza(a ver quien es el guapo que deja bajar a la calle a su hijo con el bocadillo de Nocilla, como hacíamos nosotros), y de la virtualidad hacia donde nos encamina este siglo XXI.
Eso quiere decir amigo mío, que ya vamos formando parte de la historia. Pero ahí estaremos los abueletes, o sea nosotros, para recordarles a las nuevas generaciones que más vale el diablo por viejo que por diablo...
Enorme beso!
Júlia, Júlia... Todo tiene sus bondades. Encontrarte ahora y aquí, en medio de esta virtualidad amable, es un placer insospechado. No lo cambio, claro, por el que hace nada sentí al encontrarte de nuevo, tantos años después. Este entorno me priva de la luz que hay en tu mirada, del silbo de tu voz juvenil... No obstante, concedo que, a cambio, puede hacer que nuestro contacto menudee.
ResponderEliminarEn un momento te visito. Antes procuraré enviarte las fotos que nos hicimos.
Un beso con palabras para Júlia, mi Julia predilecta.
MySelf, ¡Nocilla, qué maravilla! (aunque las más de las veces, en las familias obreras, tocaba Crematole o chocolate La Campana de Elgorriaga).
ResponderEliminarRecuerdo la ilusión de la correspondencia, pese a que esta ya andaba en una desaventajada competencia con el teléfono. Y echando la vista atrás, me doy cuenta de cómo, imperceptiblemente, fueron desapareciendo del buzón de casa las voces amigas, y de cómo, inexorablemente, fueron adueñándose de él las propagandísticas, las comerciales, las oficiales... El c. e., en cambio, ha nacido ya corrompido y necesitado de una significativa nomenclatura: correo basura, virus, antivirus, spam, antispam... ¡Joder, a base de tanto viagra publicitado, voy a acabar por necesitarlo antes de tiempo!
Es sumamente útil, desde luego; pero me da que, más que servirnos, nos esclaviza. Tengo cinco cuentas distintas y me da vértigo con sólo pensar la cantidad de mensajes que a diario recibo en todas ellas y que seguramente no necesito. Mensajes, la mayoría de veces, sin letra, con adjuntos ppt, jpg, wmn, mpg... Reconozco que he aprendido ya mucho a filtrar e incluso a discriminar, pero aún así...
Besos, melómana.
L'Òscar ja m'ha donat els records de part teva de l'altre dia que us vau trobar a Girona. M'han agradat molt.
ResponderEliminarMe alegró muchísimo coincidir con él en la uni. Eso sí..., lástima que sus mejillas no eran las tuyas.
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