martes, 17 de diciembre de 2013

Extrema, dura


La señora Trujillo anda preguntándose estos días, con escaso espíritu humanista y menor alcance intelectual, para qué sirve el catalán. Tentado estoy yo de resolverle tan angustiosa duda de manera llana y escueta, diciéndole que, como cualquier otra lengua, la catalana sirve para comunicarse verbalmente, es decir, evolucionadamente, proceso este, al que alude el lexema adverbial, del cual intuyo entre ajena y lejana a la señora Trujillo. Contrariamente, de errar con mi intuición, habré de concluir que la exministra extremeña no tiene un pelo de tonta y que su pregunta es de esas a las que la retórica da su propio nombre. La Trujillo no pregunta; la Trujillo responde. Y su respuesta, no requerida por nadie, viene a decirnos que el catalán no es necesario; y, si no es necesario, es prescindible; y, si es prescindible..., pues eso: prescindamos. De este modo, lo que inicialmente pudiera antojársenos angustiosa duda no es sino un hipócrita intento de justificación.

Llegados aquí, se me ocurre que el único distingo para que no sean uno y lo mismo los supuestos trujillistas y los franquistas es que Paquito, el Generalísimo, no necesitó nunca justificarse, mucho menos hipócritamente y con pseudorreflexiones disfrazadas de preguntas retóricas.

¡Quién sabe...! Al cabo, si cundiese el ánimo simplista que la señora Trujillo parece tener en materia lingüística, no solo el catalán sino incluso el castellano podrían estar en la exterminadora mirilla del desdén anglosajón: What use is...? Seguro que entonces la Trujillo se situaría al otro lado de la barrera.

2 comentarios:

  1. Extremadura y Cataluña suelen representra visiones antitéticas en cuestiones que tiene que ver con la autonomía. Hay muchos talibanes extremeños y miriadas de talibanes catalanes que se enardecen con las declaraciones de los del otro lado, y que se alimentan mutuamente. A los extremeños les duele que desde Cataluña se les considere unos parásitos mantenidos con el dinero catalán, y a los catalanes les irrita que desde allí, en lugar de estar agradecidos, ataquen con saña las señas de identidad del ideario catalán. Son dos fundamentalismos que nunca llegarán a comprenderse, pero el hecho de vivir en Cataluña no me lleva a identificarme con los fantasmas de la tribu, bombardeados masivamente por los medios de comunicación de la Generalitat que ponen todo lo extremeño, menos el jamón de jabugo, en el punto de mira como expresión máxima del atavismo hispano. No me creo que por aquí se sea europeo, progresista y demócrata y allí sean primitivos, franquistas, reaccionarios.

    Un saludo.

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  2. Joselu, tu argumentación está bien construida, pero mal traída. La imbecilidad de la señora Trujillo ni se comprende ni merece que tú le desvíes la bala, sobre todo porque adolece de reiteración. No es una cuestión de aquí o de allá; es cuestión de decir o no decir cuanta estulticia se le cruce a uno por... Iba a decir por la cabeza; pero, a la señora Trujillo yo diría más bien que le salió de más abajo.

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