viernes, 15 de marzo de 2013

Una imagen y menos de mil palabras

Uno de los aspectos básicos de la creación publicitaria, al menos según la explicamos los profes de lengua en las aulas, es el diálogo que se establece  entre texto e imagen: el texto puede aclarar el sentido de la imagen, si esta complementa o ejemplifica el de aquel...

Así, la imagen se nos cuela en el ámbito académico de las palabras. De igual manera sucede en la prensa escrita. Sucintamente, podríamos definir los periódicos como publicaciones diarias de noticias; y las noticias, como textos que relatan la actualidad. Y sin embargo, cada vez más, la imagen va comiendo espacio a la letra de los diarios. Ello resulta especialmente evidente en el diseño de sus portadas. Las razones para que sea así resultan obvias y acaban por dar validez a esa sentencia famosa de cuyo uso abusamos y con la que no siempre cabe estar de acuerdo: "Una imagen vale más que mil palabras".

En cualquier caso, no es de estas razones obvias de lo que quiero escribir, sino de la costumbre adquirida de un tiempo a esta parte de montar las portadas de los diarios sobre la base de dos noticias, a partir de las cuales pueden obtenerse, respectivamente, el titular del día y la imagen del día. Ello hace que, sin remedio, se cree un diálogo entre texto e imagen, que no es pretendido y estudiado, como sí sucede en el ámbito publicitario, sino inconsciente y azaroso.

Si damos un repaso a algunos de los apartados que nos ofrece la prensa de hoy, tendremos ejemplos más que suficientes de lo expuesto —de hecho, estos renglones nacen de haber hecho yo ese repaso previo a primera hora de la mañana—. Los titulares de hoy coinciden en dar cuenta del freno a los desahucios; las imágenes, en cambio, en ilustrar la nueva actualidad vaticana. Es decir, la falsa impresión resultante de aunar información textual e información visual es la de que los desahucios se han acabado gracias a Dios, lo cual no es locución interjectiva con la que manifestar alivio, sino sintagma preposicional de significado literal: gracias a Dios, papa mediante. Veamos, si no, La Vanguardia: «Europa abre la puerta a que los jueces suspendan los desahucios», reza el titular de paso enorme junto a una imagen de gran formato en la que se ve a Francisco I, crucifijo en ristre. O el diario Ara, en el que un enorme «STOP desnonaments» figura encima de una fotografía en la que puede verse al nuevo papa junto a parte de la curia pontificia, preocupados todos, en el descenso de la escalinata vaticana, por el hecho de que, si la Iglesia no proclama a Jesucristo, se convierte en una ONG piadosa. Algo distinta resulta la portada de El Punt Avui, el cual, por su carácter de prensa regional, en vez de irse hasta Roma, se queda en Colera (Girona) y muestra una imagen en la que el viento ha hecho caer una gran grúa sobre una casa, imagen con la que, inevitablemente, se establece un juego metafórico con los desahucios de marras y las "Hipotecas abusivas", sintagma que figura hoy como título de portada de este diario. Con todo, la relación casual que acaba siendo más íntima entre titular e imagen es la que se da en la portada de El Periódico de Catalunya: "Ahora, sí. Stop desahucios" puede leerse sobre una imagen del nuevo papa con un gran pie de foto lateral en que el pontífice dice: «Ojalá Dios os perdone por lo que habéis hecho». Lástima que Francisco I dirigiese sus palabras a los cardenales por haberlo elegido y no a los responsables de esta mierda de sistema en crisis, por dejar a la gente sin techo bajo el que cobijarse.

Lástima también que apenas el lapso de un día impidiese hacer coincidir en las portadas recientes de la prensa mundial el titular HABEMUS PAPAM con la fotografía de un Messi que corría loco de alegría siguiendo la cal del fondo sur del Camp Nou, coincidencia que, sin duda, hubiese hecho necesario un pie de foto esclarecedor más o menos de esta guisa: Messi, loco de alegría. No por la elección de un papa argentino, sino por su segundo gol al Milan, con el cual quedaba igualada la eliminatoria.

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