domingo, 3 de enero de 2021

DQ nos desea feliz año


Entre los parabienes propios de estas fechas, se ha abierto paso casi de forma viral (yo, al menos, lo he recibido de tres fuentes distintas) una cita fragmentaria del Quijote, concretamente de un párrafo del capítulo dieciocho de la primera parte. Para leerlo en su contexto puede hacerse clic aquí. Reproduzco a continuación el párrafo completo atenuando tipográficamente la intensidad de las partes que el susodicho mensaje elude:

—Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. Así que no debes congojarte por las desgracias que a mí me suceden, pues a ti no te cabe parte dellas.

El mensaje está muy bien traído en este tránsito que va del denostado 2020 al esperanzador 2021, y viene a decirnos (si la exégesis no me falla y doy en el clavo del sentido figurado) justo lo que la mayoría de nosotros hemos expresado a familiares, amigos y aun simples conocidos: el deseo fácil de un 2021 mejor que el 2020, pues que sea peor resulta poco menos que imposible.

En concreto, las palabras que don Quijote dirige a Sancho Panza beben de la sabiduría popular, rasgo que no es exclusivo del escudero, pese a que a él lo defina. Cuando alude a que «Presto ha de serenar el tiempo», el ingenioso hidalgo está reinterpretando el conocido refrán «Tras la tempestad, viene la calma», y cuando a continuación colige que «habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca» no está sino parafraseando la no menos conocida paremia «No hay mal que cien años dure», ni confinado que lo resista, podría añadirse.

Cuando en clase de literatura llega la hora de abordar qué es un clásico (sabido es que el Quijote lo es), más que llegar a la definición que el diccionario nos ofrece en cuanto a obra «que se tiene por modelo digno de imitación», interesa saber cuál es el factor que la hace perdurar en el tiempo y este no es otro que el de transmitirnos, a través del dominio de la técnica y la estética artística, valores imperecederos. Un clásico nos habla de nuestra esencia por encima de nuestra circunstancia. En ese sentido, el Quijote nos muestra la dualidad del ser humano a través de sus dos protagonistas: nuestro lado idealista, corporeizado en la figura de don Quijote, y nuestro sentido práctico, corporeizado en la de Sancho Panza.

El parabién de la cita quijotesca, por sí solo, no demuestra que el Quijote sea un clásico; pero contribuye a ratificarlo como tal, pues muestra su vigencia quinientos años después. Y lo hace a través de la voz del idealismo quijotesco, pero mediante la sabiduría popular de los refranes (propia del bueno de Sancho), en los cuales se encierra buena parte de nuestro sentido práctico.

Feliz 2021, a todos. Que nos sea más venturoso que el anterior.

NOTA: Esta entrada ha sido publicada originariamente en el blog DeCastaLlano.