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domingo, 28 de junio de 2020

Alan Turing o la hipocresía social

K00t25 / CC BY-SA
La ciencia ficción ha ido granjeándose inexorablemente adeptos culturales entre los ciudadanos de la contemporaneidad, sobre todo durante los siglos XX y XXI, tanto es así que, cada vez más, esos hipotéticos logros científicos y técnicos en que el género —ya sea literario o cinematográfico— se basa tienden a acercarse al presente más que a distanciarse en el futuro.

Es por ello que a más de uno le resultará familiar la denominada prueba o test de Turing, por medio de la cual un observador puede dilucidar si las respuestas que se van obteniendo proceden de una inteligencia humana o de una inteligencia artificial. Sin ir más lejos, dicho test juega un papel primordial, por ejemplo, en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la novela de Philip K. Dick en que se basó la celebérrima película de Ridley Scott, Blade Runner. En IA (Inteligencia Artificial), película dirigida por Steven Spilberg, nos encontramos con otro argumento que da cabida al test de Turing. Mucho más recientemente, por aducir un tercer ejemplo, en Ex Machina, ganadora del Óscar a los mejores efectos visuales por delante del episodio VII de Star Wars, la historia gira precisamente en torno a un programador informático y una androide dotada de inteligencia artificial a la que debe hacerle pasar el test de Turing.

La prueba o test en cuestión debe su nombre a quien la ideó: Alan Turing, un matemático, informático teórico, criptógrafo, filósofo... e incluso corredor de largas distancias británico, de cuyo nacimiento se cumplieron este martes ciento ocho años. A Turing, se le considera uno de los padres de la inteligencia artificial, de la ciencia de la computación, es decir, de la informática moderna. Si además atendemos a que, durante la II Guerra Mundial, Turing salvó miles de vidas al conseguir descifrar multitud de códigos nazis, particularmente los de la máquina Enigma, la relevancia que adquiere su figura es tal que justifica el hecho de que todavía hoy se le recuerde. No obstante, que esta entrada de blog haya sido publicada hoy en vez del martes conmemorativo de su natalicio se debe a otras razones.

Alan Turing murió en 1954 tras comer una manzana envenenada con cianuro. Hacía dos años que su brillante carrera profesional se había truncado tras haber sido juzgado y condenado por homosexual. Démonos cuenta de que no estamos hablando de tiempos pretéritos ni de regímenes dictatoriales represivos, estamos hablando de nuestra Europa contemporánea, de una Inglaterra democrática y modernizada de mediados del siglo XX, donde la sinrazón, no solo política o judicial, sino sobre todo social convirtió a un héroe de guerra en un apestado.

Hoy conmemoramos el Día del Orgullo LGTB en la creencia de que el amor ha de ser libre porque nos hace libres. Como vemos, no siempre ha sido así, y el hecho de que la efeméride tenga un sentido reivindicativo muestra a las claras que sigue sin ser del todo así. A estas alturas del escrito, ya habrá quedado claro, pero déjenme acabar diciendo que esta y no otra ha sido la razón de que sea hoy cuando publico esta entrada.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Estrella Cervantes: nuestra cultura, ya en las estrellas

Que Cervantes es luciente estrella literaria es sabido de todos; que Cervantes es, además, fulgente estrella sideral puede ser sabido ya, a partir de ahora.

La propuesta ‘Estrella Cervantes’, la cual os invitaba a impulsar en el artículo anterior, competía con otras seis opciones de diversos países (Portugal, Italia, Colombia y Japón) para renombrar el sistema planetario μ Arae, situado a 49,8 años luz de distancia en la constelación Ara. Desde el 12 de agosto y hasta el 31 de octubre estuvieron abiertas las votaciones a través de internet, para todo el mundo y con la única limitación de un voto por dispositivo (ordenador, teléfono, tableta…), salvo excepciones debidamente justificadas.

El resultado, hecho público ayer por la Unión Astronómica Internacional, no deja lugar a dudas: la propuesta ha conseguido 38.503 votos, un 69% del total de los registrados para este sistema planetario. Ha sido, además, la propuesta que ha registrado más votos válidos entre las más de 200 propuestas del conjunto del concurso. Desde ahora, por tanto, los nombres de Cervantes, Quijote, Rocinante, Sancho y Dulcinea pueden usarse en paralelo a la nomenclatura científica ya existente.

El concurso NameExoWorlds de la Unión Astronómica Internacional (IAU) —a autoridad responsable para asignar nombres oficiales a los objetos celestes— ha supuesto la primera ocasión en la que el público en general ha podido participar en la elección de los nombres para estrellas y exoplanetas. Y las cifras hablan por sí mismas: se podía elegir entre un total de 274 nombres propuestos por organizaciones astronómicas de 45 países, y se han recibido más de medio millón de votos (573.242 exactamente), procedentes de 182 países. España ha sido el tercer país en porcentaje de participación, solo por detrás de la India y de Estados Unidos.

Javier Gorgas, presidente de la Sociedad Española de Astronomía, destacaba, tras conocer la noticia, que “divulgadores y profesionales de la astronomía, medios de comunicación, humanistas y amantes de la literatura hemos trabajado juntos con un único fin: poner a Cervantes y a sus personajes en el lugar que les correspondía entre las estrellas. Don Quijote y sus compañeros nos han ayudado a proclamar que existen muchos más mundos en el universo, y por el camino hemos reivindicado que la ciencia juega un papel central en la cultura y hemos constatado una vez más la pasión del público en general por la astronomía”.

Benjamín Montesinos, punto de contacto en España de la IAU para Divulgación de la Astronomía, expresaba así su alegría por el resultado: “Ha sido todo un placer y un honor para un astrónomo manchego como yo haber podido contribuir a poner a Cervantes y sus personajes en el cielo. Cuando releamos el Quijote, podremos imaginar a Clavileño volando y acercándose a la estrella Cervantes y a los planetas Dulcinea, Quijote, Rocinante y Sancho. Un lujo.”

La noticia del nombre de Cervantes para una estrella —propuesta que se debe al Planetario de Pamplona y la Sociedad Española de Astronomía, con el apoyo del Instituto Cervantes— llega a punto de iniciarse el Año Cervantino 2016, en conmemoración del cuadringentésimo aniversario de la muerte del escritor. En este contexto, se están preparando diversas actividades de divulgación sobre la estrella Cervantes y la detección de exoplanetas, que previsiblemente incluirán varias conferencias y la producción de una película para planetarios.

domingo, 25 de octubre de 2015

Estrella Cervantes: llevar nuestra cultura a las estrellas


    En un lugar de la constelación Ara, en torno a una estrella sin un nombre propio, solo conocida por la letra μ, cuatro planetas trazan sus trayectorias. Alrededor de un autor de fama universal, también giran sus cuatro personajes principales. Nos proponemos elevar a Cervantes a la condición de un Apolo galáctico, dando su nombre a la estrella central del sistema, mientras que don Quijote, Rocinante, Sancho y Dulcinea se transfiguran en su escolta planetaria. Quijote (μ Arae b), el protagonista, en una órbita algo excéntrica, como corresponde a su carácter, junto a su fiel compañero Rocinante (μ Arae d), en el centro de la escena. El bueno de Sancho (μ Arae e), el ingenioso escudero, moviéndose lentamente por las ínsulas exteriores del sistema. La Dulcinea encantada (μ Arae c), tan difícil de contemplar para don Quijote en su verdadera forma, cerca del corazón del escritor.
    La importancia de Miguel de Cervantes en la cultura universal no puede ignorarse. Su obra principal, el Quijote, considerada la primera novela moderna de la literatura mundial y uno de los libros más influyentes en todo el canon literario, ha sido calificada en numerosas ocasiones como la mejor obra de ficción jamás escrita. Sin embargo, mientras que, por ejemplo, Shakespeare ya tiene nombres de sus personajes como satélites de Urano, Cervantes ha sido hasta ahora excluido de las esferas cósmicas. Con esta propuesta, apoyada por el prestigioso Instituto Cervantes, y llegada justo a tiempo para celebrar el 400.º aniversario de la publicación de la segunda parte de la novela, reclamamos para el famoso caballero de la Mancha, sus compañeros y su creador el lugar que se merecen entre las estrellas.

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    ¿Y es posible conseguir que una estrella se llame Cervantes y sus planetas Dulcinea, Rocinante, Quijote y Sancho?
    CLARO QUE SÍ.

    La Unión Astronómica Internacional ha abierto un proceso mundial para recibir propuestas y votar cómo se llamarán 20 nuevos sistemas planetarios que se han descubierto estos últimos años. El proceso comenzó a gestarse hace más o menos un año y esta propuesta ha sido presentada oficialmente por el Planetario de Pamplona y apoyada por la Sociedad Española de Astronomía (SEA) y el Instituto Cervantes para nombrar a la estrella μ Arae y a sus cuatro exoplanetas con el nombre de Cervantes y los de los principales personajes de su novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.

    ¿Qué hay que hacer?

    Necesitamos tu ayuda. Para votar esta propuesta que finaliza el 31 de este mes, inscríbete y sigue el procedimiento en este enlace (en inglés):
    #YoEstrellaCervantes