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domingo, 3 de noviembre de 2013

Analogía

Este último miércoles, a no sé qué pepero iluminado se le ocurría argumentar algo así como que cualquier relación entre la voluntad separatista de Catalunya y el proceso de independencia de ciertos países del Este respecto de la cárcel que era el estado soviético supone una aventura intelectual difícilmente explicable.

Yo, antes que aventura, lo llamaría analogía, y no creo que resulte difícil de explicar, por cierto. Bastaría con el argumento obvio del derecho de autodeterminación de los pueblos, reconocido internacionalmente.

Pero, ya puestos a conjeturar, analogía mediante, no deja de sorprender el hecho de que, siendo tan dispar el grado de democracia entre la desaparecida URSS y la actual España, se haya originado, sin embargo, idéntica reacción significativa en una parte de sus respectivos territorios. ¿No será que las actitudes estatales venidas de Madrid tienden a pecar de exceso de autoritarismo y de despótico centralismo?

Seguramente, la crisis es un excelente caldo de cultivo para el descontento social; pero ello no explica el hecho de que ERC, por muy de izquierda ideológica que sea, pase de los 244.854 votantes que le dieron su apoyo en las últimas generales de noviembre de 2011 a los más de 800.000 que, según estimaciones estadísticas de intención de voto, le concederían la mayoría en las próximas elecciones. Para explicar este significativo y, hasta hace dos miércoles, inverosímil vuelco electoral, hemos de fijarnos más bien en el eje argumental que va desde el secular pago de peajes en las vías catalanas y el boicot al cava hasta el tijeretazo al Estatut o a la recentísima LOMCE, pasando por innúmeros agravios de falta de inversión, pisoteo cultural y demás muestras de comprensión y aprecio a la pluralidad hispana. O sea, autoritarismo despótico.

Por cierto, el PSOE tampoco está exento de responsabilidad en este nuevo y efervescente statu quo.

lunes, 14 de octubre de 2013

Quien parte y reparte se queda sin parte

Dentro de muy pocas horas, el diario austriaco "Kurier" publicará una entrevista con Rajoy. En ella, el ínclito Mariano nos dejará la siguiente confesión: "Soy consciente de que exigimos sacrificios a los ciudadanos, pero somos cuidadosos de repartir las cargas de forma justa".

Ignoro qué debe de entender el sr. Rajoy por "de forma justa". Tras oír decir recientemente a su compinche Montoro que  "Los salarios no están bajando en España, [sino que] moderan su crecimiento", lo cierto es que uno se puede esperar ya cualquier tergiversación semántica. Lo que sí sé es que mi salario ha disminuido en más de una ocasión; el de Rajoy, nunca. Lo que sí sé es que, por enésima vez, no cobraré mi paga extra; Rajoy, sí. Lo que sí sé es que las pensiones subirán un 0,25%; el IPC, más. Lo que sí sé es que el paro afecta ya a más de un cuarto de la población activa; a Rajoy no. Ciertamente son demasiadas las cosas que pueden saberse.

En fin, los políticos gobernantes —en especial, los del PP— saben, como nadie, identificar eufemismo y falacia. Y este presidentucho nuestro de tercera fila, que accedió al poder con la promesa de meter la tijera a todo, salvo a las pensiones públicas, la sanidad y la educación, hace ya demasiado tiempo —el que media desde su advenimiento— que perdió cualquier atisbo de credibilidad.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Armagedón

“Me vuelvo a sus antiguos profetas del Viejo Testamento y las señales que predicen el Armagedón, y me pregunto si..., si nosotros somos la generación que verá ocurrir eso. No sé si habrán notado algunas de las profecías recientemente, pero, créanme, ciertamente describen los tiempos en que estamos viviendo.” Ronald Reagan, expresi(puaj)dente de los EE.UU.
Doce del doce del doce. No se me ha ocurrido asomarme a la ventana cibernética para comprobar hasta qué punto confluían, acaso a las doce del mediodía, los varios cumplimientos de profecías visionarias, catastróficos augurios y demás predicciones, maldiciones o advenimientos. ¡Quién sabe!, entre tanta negatividad agorera, tal vez incluso haya habido hueco para alguna que otra vana esperanza.

De todas formas, no sé por qué intuyo que el despliegue apocalíptico ha sido menor a lo que seguramente merece la tan peculiar singularidad de la fecha de hoy. Para apocalipsis, ya tenemos una crisis económica del carajo y un desgobierno pepero que, más que sofocarla o aun mitigarla, parece querer darle pábulo. Resulta obvio que quien intenta sanar a un enfermo antes procura por su fortaleza que por contribuir a su debilitación: ¿a qué, pues, tanto recorte donde más duele?

¡Y ahora, encima, nos sueltan a Wert! Ni el mismísimo Juan, al escribir su Libro de las revelaciones y convertir en él a Roma en la bestia de siete cabezas, fue capaz de engendrar en su imaginario tamaña irracional monstruosidad.

Me estoy temiendo, conforme escribo, que quizá sí haya indicios suficientes de que el fin es inminente. Lo comprobaré enseguida, tras abandonar el teclado y asir el ratón, a punto ya de cumplirse las otras doce, las de la medianoche y las brujas. Aunque, claro, si a esa hora logro estar asomado aún a esta ventana cibernética, bien estará yendo la cosa, pues, en rigor, ya será mañana, día 13. ¡Hmmmm...! Y suerte que ha de ser jueves y no martes, porque uno no da ya para tanto susto con la profecía maya a la vuelta de la esquina de los calendarios.

domingo, 15 de julio de 2012

Risitas Montoro



Montoro, como todo el (des)Gobierno de España se siente legitimado por las urnas, aun después de haber incumplido ya todas y cada una de las promesas electorales, incluida la de no quejarse de la herencia socialista, la cual, según palabras del ínclito Rajoy, era conocida de antemano, pues el PP no realizaba su oposición estando en la inopia.

"Nuestro objetivo era bajar impuestos y los estamos subiendo ante la excepcionalidad del momento; ahora bien, en cuanto podamos... [risas] los bajaremos". De esta elocución, lo más elocuente son, sin duda, las risitas del carajo con que Montoro, con mayor habilidad que la Fabra, se ahorra el vergonzante "Que se jodan" de la susodicha. Las risitas de Montoro son risitas de montiroso..., perdón, quería decir de mentiroso.

Y, si no, hagamos una apuesta: ¿a que no van a poder?

martes, 19 de junio de 2012

La crisis del Alba

Los Alba, como cualquier familia.

Acabo de oír en el programa Corazón, de TVE, a una periodista (sic) que preguntaba al Gran hijo de Duquesa si los Alba también notaban la crisis. El ínclito Cayetano respondía lacónicamente: "Sí, claro, como cualquier familia" (sic).

Acaso el muy hijo de Alba piense, ciertamente, que su familia nota la crisis; pero es poco menos, o, por mejor decir, mucho más que un insulto que pretenda hacernos creer que lo hace como cualquier familia. Su cinismo, a buen seguro, pasa por creer que el hecho de percibir subvenciones agrarias de la PAC (Política Agraria Comunitaria) los asemeja a cualquier pobre familia campesina. Claro está que los más de 3.000.000 € que los de Alba perciben suponen un hecho diferenciador que no solo es rasgo distintivo, sino que hablan muy poco en favor de a qué juegan los politicastros europeos con el dinero de todos nosotros —más de los de Alba, entre otros especímenes azotados por la crisis, que de los demás, parece ser—. Ya me gustaría a mí que los de Alba fuesen una familia cualquiera, es decir, de escasa importancia; sin embargo, como quiera que acabo de verlos —insultando mi paupérrima inteligencia— en La Primera de TVE, habré de concluir necesariamente que, tengan o no importancia, se les concede. Caso aparte es que yo los considere indignos de consideración. Que va a ser que sí.