Acantilados en Etrerat (Gustave Courbet), 1870. |
Constantemente, la ola golpea sin sentido. Constantemente, el arrecife encaja sin sentido. Y, aunque parece que nada cambia en el proceso, paulatina, inexorable, constantemente, el arrecife se desgasta y la ola se deshace.
En eso consiste la vida: unas veces se es ola; otras, arrecife.
Precioso... Y muy cierto...
ResponderEliminarUn beso grande.
Misterio azul
Y, en las pausas, también se puede ser beso.
ResponderEliminarVoy a tus mejillas.